4 mar 2010

Más sobre el alumbrado y la urbanización

Prometimos en el último número, seguir tratando -aunque muy someramente por la extensión reducida de nuestro semanario- sobre el alumbrado y la urbanización, problemas fundamentales que hay que solucionar con urgencia si se quiere conducir a Arévalo por el camino del progreso.
Hoy se nos presenta ocasión adecuada para dar al pueblo una pequeña satisfacción. Muy en breve empezará a construirse la acera de la plaza del Arrabal, desde la bocacalle de Eulogio Florentino Sanz a la de Canales, habiendo autorizado el Alcalde a la comisión de obras para que adquiera unas farolas artísticas, con objeto de ser colocadas a lo largo de la acera, y que estas lleven una luz intensa y en las condiciones que exige actualmente el moderno alumbrado público, procurando dicha comisión estudiar con detenimiento si sería conveniente aumentar el alumbrado de dicha acera durante las horas de mayor tránsito y animación.
Mucho nos agrada que se hayan tenido en cuenta nuestras consideraciones, y no sólo nosotros, todo el pueblo, vería con excepcional agrado que el alumbrado público sufriera, en general, un aumento, pues, con pocas variantes, venimos teniendo casi la misma cantidad de luces que cuando se hizo la primera instalación, y Arévalo ha progresado algo.
Respecto a la urbanización, podría hacerse bastante más de lo que se ha hecho hasta el presente, y añadiremos, que ojalá no se hubiera hecho nada, ya que el empedrado y la colocación de las aceras de plazas y calles se verificó a costa del castillo y de los arcos que daban entrada en la ciudad, tomando vida en Arévalo la paradoja de aquel paleto que para tapar una ventana que no tenía cristales usó una valiosa tabla de pintura primitiva que encontró en la bodega.
Pero saltemos sobre los múltiples errores, y procuremos todos ayudar en lo posible para que no se repitan. Por de pronto, va a arreglase en parte la plaza del Arrabal. ¿En que quedó el alquitranado de la carretera de Madrid-La Coruña, a su paso por esta? Y, próximas las obras del paseo de la Alameda, con el sobrante de árboles y plantas se puede convertir la plaza del Real en una bellísima plaza, haciendo unos macizos, esquinar con plantaciones las rinconadas irregulares de algunas plazuelas y calles, y esperar tiempos más prósperos en que se pueda pensar en un plan general de urbanización.
Por hoy, sería suficiente una detenida limpieza y realizar los detalles de buen gusto que hemos señalado. Y, si el vecindario coopera materialmente, urbanícense calles, aunque sea con lentitud. Lo que no hace el dinero, hace el tiempo y la voluntad a veces.

La Llanura nº70
25 de noviembre de 1928

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