26 dic 2009

DON JUAN VELÁZQUEZ DE CUÉLLAR, AREVALENSE DE PRO

Don Juan Velázquez de Cuéllar, alcaide de las fortalezas de Arévalo, Madrigal y Trujillo, señor de Villavaquerín y Sinova y Contador Mayor de Castilla, es uno de los personajes más importantes de la historia de Arévalo.
Este noble caballero, uno de los más destacados personajes de la Corte de los Reyes Católicos, era hijo de don Gutierre Velázquez, que anteriormente fue alcaide de la fortaleza de Arévalo por encargo de la reina doña Isabel de Portugal, segunda mujer de Juan II, y que falleció en Arévalo en 1492, siendo enterrado en la Encarnación. Su madre fue doña Catalina Franca, dama portuguesa de las que vinieron a Castilla formando el séquito de la citada reina Isabel, a quien sirvió de menina, dama y camarera mayor sucesivamente, ostentando como escudo cuatro bandas verdes, en campo de plata atravesado por cuatro lisonjas.
El privilegio de las Tercias de Madrigal que concedió a don Juan Velázquez la Reina Católica contiene el interesante dato biográfico de que don Juan nació en Arévalo y en el propio palacio real, en el que se educó y crió hasta la edad de diez años, en que pasó al servicio de la reina, sirviéndola de paje. La propia Isabel le demostró su confianza al conferirle en 1469 el nombramiento de embajador cerca de Enrique IV para impedir su propósito de entregar Arévalo al conde Plasencia, uno de sus más fieles aliados; y si bien no pudo impedirlo, se dio excelente maña para recuperar la ciudad en 1476, por cuyo motivo le concedido el oficio de Contador Mayor de los Privilegios Reales, que ostentó toda su vida.
Como buen castellano, siempre estuvo al lado de sus reyes, no sólo en la paz, sino en la guerra, destacándose tan notablemente en las operaciones realizadas para la conquista de Málaga en 1487, que le fue confiada la guarda de sus torres; y más tarde asistió al sitio de Granada hasta que el conde de Tendilla plantó la cruz en lo alto de la Alambra.
A la muerte de su padre en 1492, los Reyes Católicos le nombraron su sucesor como alcaide del castillo de Arévalo.
Su carácter, afable y bondadoso, y la confianza que irradiaba su persona motivaron que en 1497 fuera nombrado miembro del Consejo del Príncipe don Juan, con cien mil maravedises anuales; encargo que desempeñó con todo celo y diligencia, por lo que fue designado testamentario del infortunado joven.
Muerto prematuramente el Príncipe don Juan, el de Cuéllar dio verdaderas muestras de un profundo dolor, que no sólo no le abandonó durante la penosa misión de trasladar el cadáver desde Salamanca a Ávila, que dirigió personalmente, sino que, a causa de este infortunio, vistió capuz de luto hasta su muerte.
Su nombre continúa unido al de su príncipe en la inscripción que mandó grabar en una losa a los pies de la hermosa tumba de Santo Tomás, de Ávila, que traducida al latín dice así:” Esta obra fue emprendida y terminada por Juan Velázquez, tesorero y familiar amantísimo del Príncipe”.
Al conocer Juan Velázquez y los vecinos de Arévalo la decisión del Rey Carlos I de sacar la villa de la Corona para dársela en señorío a doña Germana, viuda de Fernando el Católico, se sublevaron contra el monarca, manteniendo una lucha durante varios meses, con daños en las tropas de ambos bandos, hasta que el rey prometió devolver la villa a la Corona, pero quedando don Juan arruinado y alejado de la Corte, muriendo al poco tiempo en Madrid, el 12 de agosto de 1517, abrumado por los disgustos, pero contento con la recuperación de la villa que le vio nacer.
Es, por tanto, don Juan Velázquez de Cuéllar uno de los personajes arevalenses más notorios de su historia.
Eduardo Ruíz Ayúcar
Cronista de Ávila y Arévalo
Del programa de Fiestas de 1993

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