7 oct 2009

Aclaraciones sobre el árbol que cayó en Arévalo

He leído pausadamente el interesante artículo "Un atentado a la belleza", publicado en ARÉVALO del mes pasado con la firma de N. H. L.
En verdad que es desagradable el que haya desaparecido para siempre el hermoso árbol gordo de la huerta de los Colinos. Realmente, ese corpulento arbusto estaba sentenciado a muerte desde hace veinticinco años, en que mi difunto padre, Pablo Martín Núñez, a la sazón celador forestal del estado , adquirió en propiedad la huerta.
Muchas veces indicamos mi hermano y yo a nuestro querido progenitor la conveniencia de cortar el frondoso ejemplar, que con su voluminoso ramaje y expensas raíces privaban la entrada del sol en parte de la huerta y perjudicaban la plantación y desarrollo de las verduras allí sembradas y cultivadas , pero nuestro padre nos lo prohibió en absoluto.
¡Ahora han cambiado les cosas, y mi madre, doña Vicenta Hernández, viuda de Pablo —como suele llamársela — propietaria actual de la finca, creo yo que habrá autorizado para que fuera cortado el hermoso árbol, y en mi opinión lo encuentro razonable y conteniente, a no ser que el actual arrendatario pensara tener la finca por sport o en plan turista, pero yo estimo que habrá preferido defender su trabajo e intereses materiales a tener la benevolencia de continuar soportando a veraneantes, enamorados y familias que se cobijaban bajo su hermosa, fresca y pacífica sombra .
Mis mayores tuvieron esa consideración durante bastantes años, pero yo justifico ese "atentado" porque creo que antes que la belleza y la estética —y perdone el articulista— están los intereses particulares, y por encima de éstos y demás consideraciones sobre el caso, están los sagrados intereses de España para su engrandecimiento y mayor producción hortícola.
Lamentable, pues, pero conveniente, señor literato, que con su experta pluma tanto enaltece a nuestro querido ARÉVALO.
Mensual Arévalo. Abril de 1953

No hay comentarios:

Publicar un comentario